martes, diciembre 22, 2009

El fantasma de Reyes

A: Oscar y a Fernando Corona, gracias por compartir su amistad y su talento.


Para conocer hay que viajar. Viajar es dejar de trasladarse de un lado a otro y ser turista. Viajar es detenerse -ir hacia sí mismo- y ver en cada cosa, ¡centelleando!, el universo propio de la particularidad misma, entremezclada con el cosmos, esa dádiva divina del ser, del estar, viajando.

Déjate de alpargatas, diría el fantasma que hoy nos apura. Déjate de tarugadas, cosas blandas. ¿Sibarita, solo por el hecho de vivir en una ciudad como la ciudad de México? A la cual -desde cuando- por ejemplo, sería poco preciso considerarla: La región más transparente del aire, ¿cómo?, ¡con su tráfico del periférico!, sus embotellamientos tlalpeños; recreo de la polución, deporte del delirio. ¡No! Nada más impreciso.

Aún así, uno busca comprender y, con un café en la mano, se puede leer atentamente: "ante las piedras, las flores, las aves y las estrellas, el hombre es el náufrago caído en el océano de la inteligencia" entonces nos entendemos, nos comunicamos, puente que migra la soledad hacia lo otro. Nuestro otro, en este caso, es el autor de Plano oblicuo, regiomontano universal, maestro de poetas, escritor sin tregua, compañero y cómplice del esplendor total del mundo.

Alfonso Reyes y yo, nos entendemos, el dice y yo crezco, no sin estremecerme: "Por una parte, el hombre ha hecho al habla; por otra, el habla ha hecho al hombre: dos agentes que se modelan el uno al otro. El que deseaba labrar una estatua hizo un cincel: el cincel lo hizo poco a poco escultor" (A.R. El Lenguaje). Aseveraciones como ésta, hicieron a Jaques Derrida, cumbre de la intelectualidad francesa en los años sesenta, para Alfonso Reyes -décadas atrás- es un párrafo más, entre uno de sus ensayos, titulado, "Nuestra Lengua", párrafo que se encuentra en el apartado subtitulado, "generalidades". ¡Que generalidad más bella! Sin embargo, de qué nos habla, entonces, nuestro poeta, dramaturgo, ensayista, diplomático, escritor. "¿Cuál es el campo de su autoridad? - se pregunta Gabriel Zaid- Escribe bien, pero de todo. No puede ser".

¿Botánica carioca? ¿Literatura helénica? ¿Gramática del mito? ¿Aritmética biológica? Palinodia del polvo:

"En el polvo se nace, en él se muere. El polvo es el alfa y el omega […] Acaso el polvo sea el tiempo mismo, sustentáculo de la conciencia. Acaso el corpúsculo material se confunda con el instante. De aquí las aporías de Zenón, que acaba negando el movimiento, engaño del móvil montado en una trayectoria, Aquiles de alígeras plantas que jadea en pos de la tortuga. De aquí, la exasperación de Fausto, entre cuyos dedos se escurre el latido de la felicidad: “Detente. ¡Eras, tan bello!” polvo de instantáneas que la mente teje en una ilusión de continuidad, como la que urde el cinematógrafo. Por la ley del menor esfuerzo –el ahorro de energía, de Fermat- el ser percibe por unidades, creándose para sí aquella “aritmética biológica” de que habla Charles Henry, aquella noción de los números cardinales en que reposa la teología de santo Tomas" (AR Palinodia del polvo)

Espíritu inquieto, le apura todo, la quietud del tiempo, el milagro del polvo.

"Es usted, mi querido Alfonso, de esos hombres que nunca nos defraudan", le escribe el ateneísta, Enrique González Martínez, desde Buenos Aires, el primero de diciembre de 1923, a Alfonso Reyes, durante su estancia en Madrid:

"Fue necesario que (Antonio Caso, Julio Torri, Manuel Toussaint y otros cuantos ) alzaran contra Pepe Vasconcelos la bandera de la rebelión y convirtieran, por ende, la Secretaría de Educación en campo de batalla….halló usted a los amigos ocupados en arrancarse las tiras del pellejo, es decir, a los amigos de México, y vuelve usted los ojos olvidadizos a los que andamos, como usted, en tierras distantes, quietos a fuerza de estar solos, condición precisa para que los mexicanos no riñamos unos con otros […] ya sé que todo aquello se ha de resolver no muy tarde en abrazos de reconciliación y almuerzo con pulque curado […] En México no existen ni caídas definitivas en política ni enemigos irreconciliables. […] Yo, que sé muchas menos cosas que usted y que filosofo apenas algo más que una ostra frita […] [aún así] Espero la cuarta serie de Simpatías…y su Ifigenia. Me encanta verlo sereno y laborioso, sin descanso, pero sin agitaciones, sutil, pero sin hiperestesias morbosas. Es usted, mi querido Alfonso, de esos hombres que nunca nos defraudan" (Enrique González Martínez, “El tiempo de los patriarcas”).
Uno de los, otros tantos, sería Pedro Enríquez Ureña, quien había establecido las lecturas fundamentales que debía hacer todo aspirante a hombre culto: Homero, los trágicos, Platón, Dante, Shakespeare, Goethe

Una década atrás, al inicio de la decena trágica, a las puertas de Palacio Nacional, su padre, el general Bernardo Reyes, había muerto, asesinado por rebelarse contra el régimen de Madero. Años después, durante su residencia en Madrid, Alfonso Reyes es invitado a tomar la nacionalidad española, de ese modo, ocupar puestos públicos y relajar -en ese entonces- su apretada situación económica; sin embargo, él no aceptaría, pues decía, no estaba dispuesto a renunciar a su destino como mexicano. En vez de ello, se pondría a escribir crítica cinematográfica, Fósforo, sería su seudónimo.

Es claro, teniendo Pléyades por amigos, con quienes en 1909, habían creado el imprescindible, Ateneo de la Juventud; y al tener, sus muertos en el ombligo de Tenochtitlán -ombligo de la luna- resultaría imposible, renunciar a la patria que lo ocupa, en su alma lo ocupa.
Con esto, sus consideraciones hacia la incipiente democracia mexicana no pueden ser más que contundentes: "Los excesos democráticos, provocan, la institución del impero. Los abusos corrompen al imperio, y la sociedad recae en la barbarie. En su seno se reorganiza una nueva casta aristocrática que impone el orden, y el mismo ciclo vuelve a reproducirse" (AR Los trabajos y los días)

En 1911 sus estudios sobre Góngora y Goethe lo entretienen en Cuestiones estéticas. Visión de Anáhuac, es el recuerdo más suntuoso y vivo, que Reyes tiene de México; el cual escribe, junto con Cartones de Madrid, sobre el suelo del oso y el madroño. El tomo IV de sus obras completas, el libro de Simpatías y diferencias -al que se refiere Enrique- éste recoge los artículos de Fósforo en España. Y todavía con la Revolución en las venas, en 1917, acepta emocionado, cuando se le invita a colaborar en la revista Pegaso, fundada por su amigo González Martínez, al cual le escribe:

Mi querido amigo:

"Su carta me ha traído, junto con el recuerdo de la patria y los amigos ausentes, la buena noticia que han fundado Uds. la revista Pegaso, y para mí gratísima de que se me invita a colaborar en sus páginas. Regularmente le enviaré a Ud. - si las desigualdades del correo lo permiten- mis contribuciones. […] haya de todo, lo antiguo y lo nuevo. Porque ¿no es verdad -oh Antonio Caso- que los hombres vuelven un día a los dogmas fundamentales, a los misterios inmóviles? ¿No es verdad -Oh Julio Torri- que sólo el que se sabe llevar un profundo lastre de dignidad humana debe aventurarse sobre el hilo de alambre de la sutileza? Y Ud. mismo, querido González Martínez, que tan hondo penetra en los silencios del alma, ¿no sabe Ud. muy bien que entre aquellas olas del espíritu se destaca siempre algo fijo, terrible, como el bulto negro de una roca? No lo dudemos: ésta es una de las enseñanzas de la inmensa guerra. […] Yo, desde aquí o desde los mismos Infiernos, soy siempre el mismo para los nuestros, a quienes confundo en un solo abrazo. Suyo siempre". A.R. El tiempo de los patriarcas

Y es que Alfonso, frecuentaba los infiernos, pues, solía leer a Virgilio.

"Llevando un Virgilio, se puede bajar sin temor a los infiernos. Nuestro vagabundo busca en aquellos versos latinos el último suelo de su alma, ya pasando pasajes predilectos o ya "descubriendo nuevos encantos" que sólo le parecían menos bellos porque les faltaba "la consagración del recuerdo".
¡La consagración del recuerdo! La música conocida es más música, y la oreja como la va presintiendo, parece que la disfruta dos veces. El verdadero amor, más que el encuentro aventurero, está en el cultivo, en la adaptación de los hábitos, en el rebusco cuidadoso a lo largo del tiempo, cuando se llegan a bañar en luz igual el acto, su espera y su regusto. Incorporar una fuerza en la rueda de la costumbre es darle todavía más fuerza. Dotar a los niños con Virgilio es alimentarlos con medulas de león" (AR. Discurso por Virgilio).

¡Alimentarlos con médulas de león!, médulas que Reyes se merendaba con gusto. Pues, de que forma lee "la consagración del recuerdo": ¡la música conocida es más música! Vivimos de memoria, en el tiempo -en el recuerdo- donde subyace… el amor verdadero.
Su disciplina sin fatiga, lo hacen escribir, para El trabajo y los días: de "Góngora Einstein y los chinos", "Los peces y la sociología matemática", "El derecho a volar", "Interpretación del peyotl", "Espacio, tiempo y alma", "El argentino Jorge Luis Borges"; diría de él, que escribió la mejor prosa castellana de nuestro tiempo.

Octavio Paz, categórico, afirma:

El amor de Reyes al lenguaje,
a sus problemas y misterios,
es algo más que un ejemplo: es un milagro

José Emilio Pacheco, ha dicho: "Alfonso Reyes, no quiso ser más ni menos que un escritor. Su herencia civil es de primer orden y en este punto cualquier homenaje se queda corto: inventó para nosotros una prosa en que podemos conocer el mundo, pensar el mundo, explicarnos el mundo." Veamos un ejemplo de lo que se dice:

"La filosofía clásica, de tradición aristotélica, todo lo resolvía por dos extremos -la dichosa dicotomía- y un justo medio. No hemos de entender este medio como un punto inmóvil y equidistante de los extremos, sino como una región dinámica, de influencias y tempestades en vaivén, como el revuelto camino de la conducta y la mente humanas para descubrir otra vez la conexión y la síntesis entre los fragmentos del mundo. Ya decir "fragmentos" es disparate. Hoy no vemos los seres y los objetos como contornos geométricos estáticos, sino, también, como conglomeraciones de energía en movimiento. No sólo el espíritu y la vida se mueven: también lo inerte. La física actual nos lo confirma. De suerte que la verdadera imagen del mundo es una palpitación, una maraña infinita de vibraciones en todos sentidos, aunque ello escape a nuestras torpes facultades" (AR. Los trabajos y los días).

Si alguien había de admirar Alfonso Reyes, era a Goethe y a los trágicos griegos, quienes perfilarían prácticamente, su obra y su vida:

"Quiero que la literatura sea una cabal explicitación, y, por mi parte, no distingo entre mi vida y mis letras. ¿No dijo Goethe: Todas mis obras son fragmentos de una confesión general? (AR)"

El hombre universal, teje la emoción del arte con el saber de la ciencia, el tejido se lo brinda Dios, y encuentra en el hilvanado de culturas y civilizaciones, una sola raza, la raza del hombre. Como el fantasma que hoy nos apura, hombre de todos los tiempos, Alfonso Reyes (1889-1959), cosmopolita genuino, naturalista incansable, amante del saber y del lenguaje que lo contiene; viajero imprescindible por la obligación perpetua de nuestro deber de huella. Sus letras destilan reminiscencias de ámbar y perfume de miel que nos arraiga -aún con la polución más rampante- como viajeros de la región más transparente del aire.

La visión de mis ojos

A: mi musa, mi amanecer de miel

Lámpara de Yahveh es el halito del hombre
Que explora hasta el fondo de su ser.
Proverbios 20-27

Reo de sus anhelos
Cómplice de su prosa
Principio y fin del mar
Presa de sus divagaciones
Pariente de los astros
Arquitecto del silencio
Transparente y libre
Ligero y Absoluto
Como el Dios que da

Abro el libro. Y miro su foto. Terribles ojos firmes, amable rictus de bondad, feliz cabello rollizo, frente amplia. Grandes orejas como laberintos de esperanza. Labios que relumbran. Anteojos de aro dorado. Bigote abundante. Mancuernas que amarran el puño de la camisa blanca, manos raudas y enjutas. Su mirada de luz, lo expone sin nada, "sin nada que no sea profundamente humano" . Médico y poeta, ministro y amigo, tapatío transparente; con Enrique Gonzáles Martínez, se comparte algo más que la patria. Su poesía nos quintaesencia. Adviene en nosotros la facultad de amar; facilita el encuentro con el silencio, con lo propio: el espíritu en su eterna ansia de volar.

No puedo decir amor, sin amar un poco, tal parece ser, ésta y no otra, la pasión por el silencio, de "Página en blanco"; pues se dice: "la voz será muda y el alma silenciosa"
"Será viento tan sólo la palabra"… viento. Sin embargo, aquella nostalgia y aquella pasión, no son exclusivas, de "Página en blanco", pero sí: la búsqueda perenne del poeta Enrique Gonzáles Martínez, viajero interminable, hacia el interior de la nada.

Nacido en el siglo XIX, en la tierra del tequila y el agave, el 13 de abril de 1871. Estudió en el Seminario y -poco antes de cumplir los 22 años- se recibió de médico (1893). En el seno de su familia, hizo su educación literaria; desde joven, publicó versos en periódicos y revistas.
A los 40 años (1911), ¡en plena Revolución!, se establece en la ciudad de México, donde fundó la revista literaria, Argos, que en sus propias palabras: sufrió el indispensable tropezón de las empresas sin dinero ; sólo así, más tarde, en 1917, fundaría Pegaso, cuya dirección compartió, junto con el poeta Efrén Rebolledo y el entrañable, Ramón López Velarde. Al respecto, en una carta -desde Madrid- Alfonso Reyes le expresa lo siguiente:

Mi querido amigo:

"Su carta me ha traído, junto con el recuerdo de la patria y los amigos ausentes, la buena noticia que han fundado Uds. la revista Pegaso, y para mí gratísima de que se me invita a colaborar en sus páginas. Regularmente le enviaré a Ud. - si las desigualdades del correo lo permiten- mis contribuciones. […] Ánimo, pues, Uds. cuentan con elementos valiosos, y el país necesita lluvias abundantes del cielo. Yo, desde aquí o desde los mismos Infiernos, soy siempre el mismo para los nuestros, a quienes confundo en un solo abrazo. Suyo siempre". (A.R. El tiempo de los patriarcas)

Tremendamente moderno, Amado Nervo, a nuestro poeta, le trataba de hermano. El camino eres tú mismo, le dice Pedro Henríquez Ureña, en el prólogo a su poemario Jardines de Francia, donde ya zumban los "Gérmenes putrefactos de un siglo insulso y frío" , donde el poeta, comparte con Baudelaire, el "ideal de fuego". González Martínez, Fue presidente del Ateneo de la Juventud, subsecretario de Instrucción y de Bellas Artes, secretario del Gobierno del estado de Puebla. Por pasatiempo, traducía simbolistas franceses; y además de saber "doblar un asa" y "grabar un camafeo", también, labró "finos estoques", lo cual; lo hizo concreto y transparente. Poeta del ensueño y del silencio.

Al igual que sus contemporáneos, Hombre Universal. Embajador en Argentina, Chile, España y Portugal, hecho para el viaje. Arrieros somos y en el camino andamos, como se dice hoy, popularmente. En 1931, funda, primero, el Seminario de Cultura Mexicana y, después, El Colegio Nacional; donde sustenta conferencias sobre diversos temas de historia literaria. Naturalista insigne, poeta que -a cien años del Ateneo de la juventud- ocupa hoy, nuestras rústicas divagaciones.

Recogidas las alas, el afán taciturno
no sabrá de las cosas penetrar el acento:
será viento tan sólo la palabra del viento
y rumor sin sentido el mensaje nocturno.

De esta vida de ensueño, de este mundo en que
arranco
la visión de mis ojos, la canción de mi oído
quedarán solamente un laúd sin sonido,
un espíritu en sombras y una página en blanco
("Página en blanco")

Necia transitoriedad del destino. Se ha dicho que los sueños son reales mientras duran, podría decirse lo mismo de la vida, que es real mientras dura, entonces, ¿estamos soñando? "Pagina en blanco", "vida de ensueño", "mundo en que arranco"; alivio cautivo, "laúd sin sonido", diáfana presencia del verso puro, imagen y ritmo hasta exponer el vacío, óptima disposición para el asombro. Tal como lo diría Huidobro: el poeta no habla de la lluvia, el poeta hace llover. El silencio. Primicia inmaculada, cumbre del verso, hondo arraigo de la voz. ¿Qué sucede tras la palabra lucero, llaga de la nada? Hoy soñé que me moría -recordaba Borges en una entrevista- y tenía una gran sensación de alivio, me desperté de ese sueño… francamente feliz. Al hombre, la muerte como el silencio, parecen dotarlos de sentido, de arraigo y de origen, en este mundo… pleno en el vacío…
Reclama desde lo remoto nuestro poeta: "¡Haz que la vida alcance la excelsitud del sueño!" Esto, aplicado a la vida práctica, ¿podría ser otra cosa, que dormir exhausto? "Más alto que la vida va el ensueño" continúa el autor de Lirismos: "¿Lo muerto vive, lo pasado dura?" Si vivo sueño. Vivo soñando. En el sueño que vivo, todos los días despertando. Una pausa. Reconsideremos a Reyes -cuando presenta Los senderos ocultos- el "acto poético", nos dice, es vértice de lo íntimo, "eje de la vida interior" presencia ante las cosas, actitud frente al mundo. La inmensidad, es una dimensión íntima, ha dicho Baudelaire. El problema es socrático, en verdad, ¿lo mejor para el hombre, es, por ejemplo, cumplir todas las pasiones del alma? Con las pasiones llegan las ilusiones, con las ilusiones, los vicios; tenemos que examinar las cosas y reconocer, entonces, la ocupasión de contemplar el absoluto, sin quedar inerte. Reconsiderar, al poeta y su oficio.

"El máximo de ellos -de los poetas, ha dicho Nervo, apropósito de Parábolas- será para cada uno de nosotros aquel que haya acertado a formular con mayor sagacidad y precisión nuestros estados de conciencia".

¿Qué es el mundo sino un estado de conciencia? Incluso el pecado, se dice, es un "estado de conciencia" que nos ata a reinos inferiores. Lo que acontece, acontece para sí, para el lírico Yo, en la incansable búsqueda, de lo idéntico… de la identidad misma. Situación frente al mundo. Veamos aquí, entonces, la parábola que nos propone nuestro poeta. "La vida es un camino", con un mismo destino, "concierto de aromas", viaje bello, desierto florido, "alma de las rosas", palabras encontradas en el camino.

La vida es un camino...
Sobre rápido tren va un peregrino
salvando montes; otro va despacio
y a pie; siente la hierba, ve el espacio...
Y ambos siguen idéntico destino.

A los frívolos ojos del primero
pasa el desfile raudo de las cosas
que se velan y esfuman. El viajero
segundo bebe el alma de las rosas
y escucha las palabras del sendero.
("Parábola del camino")

¡Qué estado de conciencia, más tierno y más sincero! El poeta-Dios que mira la vida, en el camino. La vida como un río que copia, con luces de milagro el paisaje, apreciaba Urbina. EGM, nos presenta, dos formas de enfrentarse al mundo. Aquí, lo que se bifurca, no es el camino, sino la manera de andarlo. Aunque "ambos siguen idéntico destino", ante los ojos frívolos del primer viajero: "pasa el desfile raudo de las cosas/ que se velan y esfuman"; el segundo viajero, en cambio, "bebe el alma de las rosas/ y escucha las palabras del sendero". La segunda, la del "prudente", es la actitud frente al mundo -estado de conciencia- propia del poeta, que, "como Ulises: hizo un bello viaje". Va a pie y despacio, se detiene para sentir la hierba

reposa bajo el ala
de un gran ensueño.

La postura del primer viajero, es la común: la mecánica. Es la fácil y rápida perspectiva de la burguesía industrializada que, donde hay vida que resplandece, sólo puede mirar panorama; por ello: "su espíritu desnudo/ de toda adoración se encuentra mudo". No así el poeta, quien "guarda los encantos del paisaje/ Y los hombres lo cercan, porque vino/ a traer una nueva en su lenguaje". Si consideramos que lenguaje es mundo, que en la Palabra… Todo subsiste. Es, fue y será -a un mismo tiempo- como nos recuerda Mallarmé: Yo fui la hora que debe purificarme. El poeta, entonces, "crea fuera del mundo que existe el que debería existir" . El que es, en el poema, es. "Parábola del camino", entonces, es película y paisaje, pasos entrecruzados, frescor de hierba y aroma vibrante, en el camino probable del hombre; "Filosofía que sueña", ha dicho, Nervo.

Lirismos, Silenter, Los senderos ocultos, La muerte del cisne, Jardines de Francia, Parábolas, La palabra del viento, Babel, El diluvio de fuego y, tantos otros poemarios nos ha legado este gran poeta; pieza indispensable de la poesía mexicana. Aquí, hablaremos apenas, en breves versos. Pues, desde Madrid a Enrique González Martínez, Alfonso Reyes, le decía: "Si aquí hubiera revistas literarias, yo intentaría escribir algo sobre Ud., y estoy seguro de que me saldría en verso. La emoción no me cabe en el análisis. "

Despojémonos, entonces, de armatostes, e imaginemos la hazaña:

parábolas de senderos líricos
caminar en el silencio mismo
entre el cielo y el ensueño
uno nunca sabe, a donde va llegar
escribir en versos el universo
desdecirse y sin embargo estar

diciendo …a algún otro… algo
sin saber …de… donde viene el algo
Otro que lo teje o lo derrumba
a duermevela sin saber de la sombra
del espejo o de la bruma ¡Alto!
tú con las pesadumbres y la tarea
en el silencio de "Pagina en blanco"

¡Que tarea!, escribir de un ateneísta
que cosas nos propone ¡Alto!
Enrique González Martínez ¡Alto!
sobre que imágenes nos precipita:

"hasta lograr unir, en un consuelo
inefable, la tierra con el cielo;
hasta que el hombre, en celestial arrobo
hable a las aves y convenza al lobo"
["Viento sagrado"]

si alguna vez la humanidad
le hiciera caso a un poeta
no tendríamos tanta hambre
tanta guerra …miseria nuestra…
¡Alto! a las pretensiones ¡Alto!

Amanezco a cantar, y la suspensa
canción se ahoga como en agonía
yo no sabía que el dolor dispensa
de cantar y llorar, no lo sabía.

A todos nos aqueja un ímpetu de vuelo,
una atracción de espacio, una obsesión de cielo
(…)
"¿Cuándo desataremos nuestros pies, nuestras manos?"
["Alas"]

es hora de erguirnos, de levantarnos
todos bajo la misma luna caminamos
compartimos el silencio mismo, andamos

"El cielo será sombra y los besos hastío;
Todo habrá de pasar…
Más la palabra única
Sobre el cielo y las rosas,
Sobre el amor y el mar,
La palabra, más fuerte que las cosas,
No pasara…"
["Verbo"]


Sus días, como sombra que pasa>.
(Salmo 144-4)


"En mi alucinación va confundida
La verdad con las sombras, y yo creo
Que ha mucho que soñé lo que ahora veo
O estoy soñando con mi propia vida"
["Extraña sujeción…"]


-Alucinación, sólida certeza
-Acepción, cada uno de los sentidos
-Sueño alto, vida nuestra

((Paréntesis))
(Hacer acepción de personas
en el juicio no está bien)
proverbios veintitrés

Yo creo que, además de poetas
el talento que Dios, a México le dio
fue el humor, habilidad máxima
característica indispensable
para comprender, inexorable
el arpegio de su tragedia
(intrínseco sino humano)
-y es que, tal vez-
la virtud filosófica
el refinamiento exasperante
la sutileza metódica
la aspereza exquisita
es naturalmente incompatible
con la textura del tamal

el alma en los frijoles
-la destreza en las mordidas-
la grasa de nuestra finura

espacio de nuestro tiempo
como el Chavo
¡Diógenes!
(en el barril se sigue rolando)

sarcasmo del cosmos
no queda sino reírnos
albur alegre muerte
deja que el poeta hable:

Huye de toda forma y de todo lenguaje
Que no vayan acordes con el ritmo latente
De la vida profunda… y adora intensamente
La vida, y que la vida comprenda tu homenaje.
["Tuércele el cuello al cisne"]

el azogue del silencio
-amalgama del destino-
la locura apacible
el hombre del búho
:


Y seguiré los rumbos de mi visión arcana,
En la excursión sin término por la celeste esfera,
Hacia otros nuevos astros donde una raza espera
La dádiva piadosa de mi inquietud humana.
["La dádiva"]


las silabas de tu presencia
el misterio de la piedad
-dádiva de tu nombre-
quintaesencia de la vida
la palabra que te ilumina
¡aforismo que relumbra!

No importa que ante el símbolo de tu visión pagana
Se abata o regocije la turba que vocea;
Dales forma a tus ansias, cristaliza tu idea
Y aguarda altivamente una aurora lejana.
["Silenter"]

un beso como aurora
un ahora como soy
hacha que refleja: pájaro y flor

¿Qué culpa he redimido? ¿Qué fulgor igniscente
iluminó mis noches con flamas repentinas?
¿Qué verbo di a los hombres? ¿Qué faro a sus neblinas?
["En un correr de sombras"]

…no he escrito nada…

de mi musa, de mi silencio
-¡cosmos que retumba!-
voz que el aborto absorto esquiva
espejo del para sí… sirena exquisita:

Iremos por la vida confundidos en ella,
Sin nada que conturbe la silenciosa calma,
Y el alma de las cosas será nuestra propia alma,
y nuestro propio salmo el salmo de la estrella.
["A la que va conmigo"]


¡apartarme!
de tus labios
¡apartarme!

besos de aurora
amanecer de miel
…por tener tarea…
estudiar a poeta consagrado
médico taciturno… ¡que diga, pues!
-¡que diga!-

Mañana los poetas cantarán en divino
Verso que no logramos entonar hoy…
Y ante la eterna sombra que surge y se retira,
Recogerán del polvo la abandonada lira
Y cantarán con ella la misma canción.
["Mañana los poetas"]

-ala que va conmigo- viento la palabra viento
como si pudiera abandonarte y estar contigo
escucha al poeta -violenta sutileza- decir:
Verboduro
Madretierra
Palabramonte
Verdencanto
Padrecielo
Fuegoblando
Desdiciéndome

…Página en blanco…

El sarcasmo del cosmos

Que no está aún en mi lengua la palabra,
Y ya tú, Yahveh, la conoces entera
Salmo 139-4

Para designar esta X nosotros preferimos emplear una palabra más comprhensiva…, la palabra espíritu. Pero ¿qué es este espíritu? Pocas veces se han cometido tantos desafueros con una palabra; una palabra bajo la cual sólo muy pocos piensan algo preciso.
Max Scheler


Las cosas no han de cambiar, sino para la conciencia que las modifica. Considerando que todo lenguaje y toda lengua con-tiene en sí misma, una metafísica implícita; aún así, pudiera disculparme de antemano, por no argumentar más que cosas imprecisas: oximorones oxidados, paradojas derruidas, retruécanos retorcidos, dicotomías desoldadas, disparates deconstruidos; dígase pues, a mi favor, que la ambigüedad, es el camino que la literatura permite, para acercarse al absoluto, vacío.

En la presente exposición evitaremos las aristas del hecho insólito, protagonizado por Jacques Derrida en 1992, al enfrentar una controversia en Inglaterra, según nos cuenta Paul Strathern en “Derrida en 90 minutos”:  Al ofrecerle la Universidad de Cambridge un titulo honorífico, se opusieron algunos miembros del claustro de profesores, la primera vez, desde que se tiene memoria, que ocurría algo semejante. Sus oponentes no se anduvieron con remilgos. Según ellos, la filosofía francesa estaba manejada por un sistema de mandarines, gurús y modas [y] no se guía por los mismos criterios de rigor y claridad propios de sus colegas británicos. Así, al despojarnos de todo aire cientificista; eludiremos también el sentido y las múltiples lecturas que, tuvo el hecho in-comodo, cuando al padre de la deconstrucción, se le descubrió en Parga -mientras dirigía un seminario- con un paquete de mariguana. En cambio, si doblamos la esquina, podemos tomar como premisa derridiana el hecho de que un texto, no tiene un centro; es decir, un significado incambiable y único, entonces la presente exposición, pendería entre el binomio del sentido y el sinsentido; cuyo único promedio acaso, podría ser, el de echar un leve vistazo, al combate con la nada.

Puestas así las cosas, podemos decir que un lector tradicional, cree que el lenguaje es capaz de expresar ideas sin cambiarlas. Todos tenemos una plataforma desde la cual nos arrojamos al mundo, podemos creer que esa plataforma es inamovible, al tiempo que es compartida por los miembros de una generación, de un grupo, de una escuela, de una época, o podemos creer, en cambio; que es el mundo mismo al que nos arrojamos, ordenamos y desordenamos, comprendemos o extrañamos todo el tiempo. Esa plataforma es la que llamaríamos, según nuestra filosofía occidental: ser en el mundo. Soy puma, soy mexicano, soy 132, soy revolucionario, soy la quimera hablando a la sombra de mi sueño despejado y otras retóricas como esa.

El lenguaje es, de cierto digo, una entidad exclusivamente espacio-temporal. Si el lenguaje es lo que nos hace ser, entonces somos tiempo. El sentido del ser, es el sentido del lenguaje, que es el ser mismo en el tiempo. Dicho de otra forma -Todo se puede decir de muchas formas, por eso Todo no cabe en el lenguaje, solo una de sus manifestaciones, uno de sus modos, de sus reflejos, de sus sentidos- se decía pues, el ser, desde que acontece, ya es historia. Por dos cosas está explícito en Heidegger, en Gadamer y en Derrida, 1) por su forma de entender el lenguaje y 2) por su manera de entender la historicidad en el ser: Ser y tiempo.  "El problema de la filosofía no es la verdad sino el lenguaje", decía el alemán.

"Heidegger, mostró que la noción de toda filosofía occidental, y su sirviente, el conocimiento científico, se basa en la idea de que de alguna manera, en alguna parte, la verdad puede ser valida en un sentido absoluto […] La verdad es valida aquí por su propia presencia. Existe. (De otro modo habría sido una ausencia). Está presencia es absoluta, garantiza la verdad absoluta. La identidad de esta presencia existente no puede ser otra cosa que una forma de ser que conoce todas las cosas y conoce la verdad de todas las cosas, incluida ella misma. Este es el significado de verdad".  

Tras la causa de sí, Pensamiento y Realidad son, una vez dadas, lo mismo. El pensamiento por ser estructurado en un lenguaje, abre un campo de sentido discursivo. Sentido y discurso son del mismo modo, idénticoz. Por donde discurren las cosas no es por otro sitio, sino por el flujo del sentido; significación de la realidad en la que existimos. Aún si la realidad no tuviese sentido -si encontramos cosas fuera de contexto o si encontramos al contexto fuera de nosotros- el hombre, al significar su entorno, adscrito a su Yo mismo, le dará el significado de sinsentido; en esa unidad, ambos casos son puramente lógicos. Antes de percibir, hay un mundo que ya somos. La existencia "precede" a la esencia. ¿Antes de la esencia: encontramos la presencia?



"¿No se puede concebir una presencia y una presencia para sí del sujeto antes de su habla o signo, una presencia para sí del sujeto en una conciencia silenciosa e intuitiva? Una pregunta semejante supone, pues, que antes del signo y fuera de él, con la exclusión de todo rastro y de toda diferancia es posible algo semejante a la conciencia. Y que, antes incluso de distribuir sus signos en el espacio y en el mundo, la conciencia puede concentrarse ella misma en su presencia". Derrida 

Presencia cuya percepción es textual, lo que provoca que veamos a la conciencia como querer-decir en la presencia para si. No hay conocimiento sin percepción, no hay percepción sin conocimiento. Conocimiento que deja una huella en nosotros: la de huellas percibiendo huellas. ¿Podemos entender, entonces, al otro como espejo de mi comprensión? En la medida que comprendo al otro, me comprendo a mi mismo; a medida que me comprendo a mi mismo, comprendo al otro. Podría decirse que, el otro lado del autor, es el lector; ambos se miran a sí mismos en el espejo del lenguaje. Se encuentran a veces a un mismo tiempo (aunque a veces, el dialogo, delate ecos de una voz remota), a veces en fechas diferidas; a fin de cuentas (si es que las cuentas tienen fin), el espejo ubicuo -en el que todos nos miramos- en todo momento refleja al autor y al lector, idénticoz a sí mismos, a la palabra, al lenguaje que los contiene, voz que los expresa, refleja y abisma. Un lenguaje se asoma a otro lenguaje y se fusionan, el promedio es un campo de sentido. Sin embargo, todavía operamos según el léxico de lo mismo que se de-limita.


"Por ejemplo, fue simplemente la gramática lo que indujo a Descartes a concluir:  'Yo pienso, luego yo existo'. Su experiencia radical de certeza no contenía, como Hume indicaría más tarde, ningún concepto de identidad, ni siquiera de causalidad […] en última instancia, Descartes era conciente sólo de la coexistencia de pensamiento y ser. Quizás su pensamiento y su existencia eran idénticos. Como Heidegger expuso más tarde, nuestra aprehensión fundamental es la de 'ser en el mundo', está es la intuición de la fenomenología, más allá de la razón y la ciencia". Op Cit.

Lo primero que comunica el hombre, es su presencia. Me leen luego existo, podría decir algún autor. Se ha dicho, por cierto, que la Palabra es la sabiduría, primicia de lo eterno, ciencia de la reflexión; la que permite la multiplicidad de resonancias. Reflejo del reflejo sí, pero de lo autentico. Se ha dado el caso, por ejemplo, en el que la gravedad del autor, reside en la persona que lo lee. De este modo, Einstein no sería sin Newton, Sócrates- quien decía que él sólo sabía lo que había escuchado decir- no tendría para nosotros tanta relevancia sin la lectura de Platón, como Husserl sin Heidegger, como Heidegger sin Gadamer o Derrida. ¿Dónde termina entonces el texto? ¿Dónde comienza? El devenir de nuestra filosofía, expresa ya, de por si, la intertextualidad de nuestro conocimiento. Y El lenguaje como el hombre son, para sí mismos: director-dirigido. La libertad que esto implica, supone la libertad misma.

"Don Juan, dijo que el nagual Elías, le había explicado que la característica de la gente normal, es que, compartimos una daga metafórica: la preocupación por nuestro reflejo. Con esa daga nos cortamos y nos sangramos. La tarea de las cadenas de nuestro reflejo, es darnos la idea de que todos sangramos juntos, de que compartimos algo maravilloso: nuestra humanidad. Pero si examináramos lo que nos pasa descubriríamos que estamos sangrando a solas, que no compartimos nada y que todo lo que hacemos es jugar con una obra del hombre: nuestro predecible reflejo". Castaneda.

Entonces, en la historia del hombre ¿podemos hablar de una evolución de las cosas? o solo de una riqueza de las formas para repetir los mismos tropiezos. Si la vida de pronto nos suena como a un relato que alguna vez, Alguien, ya nos había contado, es algo que seguramente, Alguien, ya había especulado. Alguien, personaje hermético y difuso como el nagual Elías, que era sabio.

"La literatura no es asunto nunca de un sujeto individual, los actores son por lo menos tres: la mano que escribe, la voz que habla (dicta y empuja) y el Dios que impone".

La literatura, al abrir un campo de sentido, genera un lugar para la imaginación y para el conocimiento; trópico de horizonte explorable, bosque propuesto para la búsqueda, posibilidad de universos y dimensiones; probabilidad de que se encuentren, aún en su differance.

Damos el mundo por supuesto, dejar de suponer el mundo además de ser un acuerdo Tolteca, es el precepto base de toda aventura científica, es fenomenológico. Según la fenomenología de Husserl: la verdadera realidad es la conciencia pura. Conciencia inefable, la verdadera realidad vive solo detrás del silencio, nos decía Rulfo; para dejar de hacer suposiciones, según los Toltecas, hay que aplacar el mitote: dialogo interno, soliloquio interminable, disfraz de nuestro ego; dictador-dictado: director dirigido por nuestra directriz pedestre, condición de bípedo implume; dialéctica básica de nuestro andar a tientas. La penúltima oración ¿estará bien o mal escrita? ¿Provocara risa o desatará el pánico? Nunca se sabe. Aunque Todo se sepa a sí mismo. Los lectores puede que me repudien o que me llamen…

"[Derrida ha sido considerado por algunos] el filósofo más importante del siglo XX. Desafortunadamente, nadie está seguro si el movimiento intelectual que engendró –la deconstrucción- hizo avanzar la filosofía o la asesinó." Jim Powell.

Si hemos de ser justos, habremos de buscar lo que se entiende por "justo". Delante de la gloria va la humildad. La Palabra ya nos alude un delante, lo que supone un detrás, un antes y un después; un en medio que sucede constante, aquí, todo el tiempo. Aquí y Ahora, es el lugar del colapso permanente, podríamos decir entonces, que ahora, siempre es el mejor momento, y que a la humildad, le sucede la gloria, pues, ambas, emanan del Todo que las precede; como el silencio contiene al habla. Todo causa de sí. Como dijera Eliade: "la experiencia de lo sagrado, al revelar el ser, el sentido y la verdad en un mundo desconocido, caótico y temeroso, preparó el camino para el pensamiento sistemático".

"- Es verdad: La palabra nació por sí misma dentro de lo oscuro. Aquí es necesario declarar el sentido de la oración. La palabra no es la voz que se dice y se oye. La palabra es cuna del espíritu creador. El espíritu creador que siempre fue, en las tinieblas del tiempo, vio su conciencia, y de ella nació la palabra. Por esto toda palabra debe ser sentida desde lo oscuro del pecho para que sea imagen de esa otra que nació del ser, espejo de sí mismo. […] La palabra y su eco crearon todas las cosas: desde las cosas mínimas de aquí abajo –dice Canek- hasta las cosas infinitas de allá arriba. En el tiempo, se juntaron el gusano, el hombre y la estrella; y se vio que los tres seres tenían luz, que era emanación de lo profundo puesto en ellos".

"El día en que Zinjántropo, o cualquiera de sus camaradas, uso por vez primera un símbolo articulado para representar una categoría, aumentó por este hecho, en proporciones inmensas la prohabilidad de que un día emergiera un cerebro capaz de concebir la teoría darwiniana de la evolución".

"¿12 x 0 = 0; 13 x 0 = 0; luego 12 = 13?" ¿Es el no ser? ¿Al mico gramático, la razón, más que certezas, le propone dudas? ¿Una palabra escrita, por sí misma, puede ocasionar ruydo? ¿No es cierto que lo cierto no es cierto?, ¿Todo puede ser y no ser y encontrarse? En la física cuántica, se sabe, la luz se puede contemplar como onda o como partícula –ahí- el observador es el creador de la partícula. En la literatura, el lector es el escritor del libro que lee, el libro que no termina nunca en el punto final. Todo está aquí, pero Todo está velado, por eso nos arropamos de costumbre y de conducta; en una realidad eminentemente paradójica -cuando lo extraño se hace habitual, lo habitual deja de ser extraño- adviene entonces el entorno contradictorio, irónico, armonía de contrarios; donde el absurdo es el mayor postulado de lo serio. 


En los límites de lo confuso, se dice, subyace la lucidez más plena. Así, y sin ánimo de deconstruir el concepto: “progreso”, podríamos hablar de la dialéctica hegeliana, y aseverar que en la actualidad uno se puede sentir, por ejemplo; dueño de un auto, sin caer en cuenta que al mismo tiempo, se vuelve en esclavo de éste. No sólo eso, el sistema industrial, parte de una producción lineal donde todo lo que se explota de la tierra, jamás se le devuelve; además, promete lo que no puede. Si toda la población china, por ejemplo, tuviera casa de campo, teléfono celular, automóvil propio, calefacción, computadora personal, confort a plazos fijos y prosperidad en fáciles pagos; la capacidad ecológica del planeta, no lo soportaría, cosas como ésta, plantea Eduardo Galeano, en su artículo: Ser como ellos: "Si todos los habitantes de la Tierra vivieran como un estadounidense promedio, se necesitaría el equivalente a cinco planetas para producir los recursos alimenticios y energéticos consumidos y absorber el CO2 emitido". 

Es decir, la idea de progreso, al consumir, nos consume. Del mismo modo Derrida, y la idea de 
farmakon como medicina que destruye (droguería), jamás distará de la imagen que hoy se tiene del médico actual; es decir, la de un terrorista que todos admiran, sino véase el caso de Dr. House. La matemática, por su parte, es un lenguaje alarde de nuestra razón; sin embargo, no puede más que ser honesta y aceptar, los números irracionales. Del mismo modo, al geómetra, le basta un plano bidimensional, para darnos la idea de una tercera dimensión, la tercera dimensión de una cuarta y así sucesivamente. En la Teoría de cuerdas, existe una dimensión temporal, tres dimensiones espaciales ordinarias y seis dimensiones compactificadas e inobservables; la enésima, en su tamaño máximo, sería como la trillonésima parte de un milímetro. Y a pesar de la polisemia de sentidos o dimensiones, la naturaleza de la realidad es una. Aunque tal vez, como lo aseguraba Kant, las cosas nunca son lo que son, sino lo que nos parecen ser.

"Todos los intentos de definir la deconstrucción están destinados a ser falsos […] Uno de los aspectos fundamentales en la deconstrucción es la delimitación de la ontología y, sobre todo, de la tercera persona del presente indicativo: proposiciones de la forma  'S es P'". Derrida    


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