El problema de la educación
Aún se identifica un amplio sector de la sociedad que anda a
tientas, ciudadanos, mexicanos todos, que apoyan a ojos cerrados la lucha de la
CNTE, y por el contrario, ciudadanos igual de mexicanos que los anteriores,
quienes en redes sociales, llegaban a hacer la ecuación: “plantón docente +
lluvia, igual a maestro limpio”, vamos; había un profundo desprecio hacia las
manifestaciones de inconformidad por parte de los educadores miembros de la
Coordinadora; y un anhelo de tanquetas evidente. Lo que no había era reflexión,
análisis, perspectiva de este conflicto social, que para su pronta solución no
se debe soslayar más.
Una de las herramientas que se encuentran a veces a la mano,
a veces luego de una profunda reflexión, son las analogías, aquí, hablaré de un
par de ellas, las cuales me han llamado la atención, y consideró son lo
suficientemente claras para dimensionar el conflicto. Eduardo Backhoff Escudero,
miembro de la junta de gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación (INEE), ha expresado: Yo me pregunto, ¿si algún padre de familia
estaría dispuesto a llevar a su hijo con un doctor, que sabe, ha reprobado, de
forma consecutiva tres de sus evaluaciones? ¿Si no estaría dispuesto a hacerlo
con la salud de su hijo por qué habría de estarlo con su educación?
La evaluación y capacitación permanente de los maestros
mexicanos, constituye sin duda, uno de los elementos del sistema educativo, que
de asegurar su desempeño óptimo, traerá más pronto que tarde, una mejora en el
ejercicio del derecho de aprendizaje de los niños; esto presupone que hay otros
factores que participan de manera activa en la educación de la infancia
mexicana, de ahí parte la siguiente analogía.
El investigador de El Colegio de México (Colmex), Manuel Gil
Antón, ha comparado la evaluación de los docentes, con el propósito de mejorar
la calidad educativa, con la evaluación de los choferes con el propósito de
mejorar el servicio de transporte público, en un sistema vial, técnicamente
destrozado. Exagerando la comparación, Gil Antón, ha llegado a mencionar
que evaluar a los maestros, es como ponerle corbata a los choferes del microbús
con la esperanza de hacer más eficiente el servicio.
Es cierto, hay escuelas en todo el país, en islotes, en
comunidades indígenas, en las ciudades, en los ranchos; las hay de palitos, sí,
con una infraestructura que no se le puede llamar escuela, no obstante, si se
preguntara por el colegio de la comunidad, no habría otro lugar a donde
señalar. Las hay, también hay que decirlo, con alberca y patios que reúnen como
10 canchas de fútbol juntas, con una enorme biblioteca decorada con vibrantes
murales, esa es la escuela primaria Benito Juárez, en la colonia Roma, de la
ciudad de México; cuando todas las escuelas del país, se parezcan a esa escuela,
podríamos decir que hemos cerrado las brechas de inequidad y roto con las
inercias de nuestro sistema educativo; así lograr que la educación sea un
mecanismo igualador y no un mecanismo reproductor de las desigualdades que
lastiman al país, al menos así lo han expresado las autoridades que se
encargarán de evaluar a los docentes.
¿Cuántos docentes se
prevé saldrán mal evaluados?
Con la cantidad de desinformación del sistema educativo,
arriesgar una cifra no sólo sería ingenuo, también sería irresponsable, nos
obstante, la presidenta del INEE, Sylvia Schmelkes, ha advertido, “no son
pocos” pero “están bien identificados”.
En primer lugar, de acuerdo con el cálculo de Schmelkes,
estarán los maestros de educación indígena quienes “ni siquiera han pasado por
las normales”, toda vez, que con que tengan bachillerato concluido, se les puede
asignar, un grupo. Pero no sólo se prevé que los docentes de educación indígena
salgan mal evaluados, también, los docentes que ahora se manifiestan en el
Monumento a la Revolución, quienes provienen de los estados con mayor rezago
educativo en el país, ya que las escuelas formadoras de maestros, no producen
educadores con las capacidades y competencias suficientes para un óptimo
desempeño frente a grupo, ha advertido la presidenta del INEE.
Una evaluación ‘in
situ’
No se puede evaluar la capacidad y ni el talento de un
nadador, si se le hace un examen escrito, es la analogía que se ha usado para
alejar de los maestros los exámenes estandarizados, conscientes de ello, el
INEE, está contemplando una evaluación “in situ”.
Mucho se ha cuestionado, sobre si es cara o si México tiene
los recursos para realizar este tipo de evaluación; de acuerdo con la máxima
autoridad en evaluación educativa, el INEE, esto puede ser una realidad en los
próximos años; lo cual rompe el mito de que a los maestros se les quiera
evaluar de manera injusta y descontextualizada.
El sistema educativo, contempla 70 mil Asesores Técnico
Pedagógicos (ATP); y como el INEE prevé evaluar entre 300 mil y 400 mil
profesores al año, con 5 mil ATP, sería suficiente; para ello, previamente los
capacitará y certificará. Con ello la evaluación a los docentes, consistirá en
una visita a su centro escolar, donde se evaluará el estado que guarda la
escuela, así como el desempeño del director y el de los maestros.
Producto de esta evaluación, al profesor se le ofrecerá una
tutoría, un acompañamiento, así como un modelaje del óptimo desempeño de su
labor en su contexto; ya no más cursos, de esos que tanto padecen y se quejan
los maestros; “entre más cercana es la formación al sitio donde el maestro
trabaja y entre más responda a sus necesidades reales, ésta es más eficaz y
produce verdaderos cambios en la práctica docente”, ha señalado el INEE. Guardemos la tanqueta, y soltemos el
argumento. Levantemos el plantón, y abramos el diálogo.
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