El Sarcasmo del Cosmos II
Cada ser-en-el-mundo,
sostiene un hilo del sistema (lo ke
sucede), como se advierte, invariablemente - el sentido- depende del Yo que pende de lo Divino. Libertad y destino,
en ese sentido, son idénticoz.
Estamos “condenados a ser libres”, ha dicho Sartre. Hacer literatura es una
forma de hacer filosofía. Y la filosofía, además de ser contemplación,
¡exacto!, como “la literatura es acto”, nos propone Derrida. Podríamos
reconocer, entonces: si mi entorno me refleja, hay presencia de mí por todas
partes; sin centro invariable, en la periferia de la nada.
Permítaseme aquí, un último
apunte. Tomemos un libro de la biblioteca de la UAM Azcapotzalco; y veamos, por ejemplo, como presenta
Alfonso Reyes, el libro, Los senderos
ocultos, de Enrique González Martínez
Es éste el cuarto libro de un
poeta. De un poeta que ha doblado ya “el cabo de Buena Esperanza de los treinta
años”. Era, pues, necesario que la vocación se definiera, que la vaga
aspiración poética se fuera plegando y orientando hacia una tendencia principal
–eje de la vida interior.
Desde el “Era, pues”, hay un subrayado a lápiz trazado, antes de mi, alguien ya tomó
este tomo, ¿quien lo subrayo era un creador acaso?, seguramente lleno de
angustia y de caminos dispares; la forma estrepitosa en la cual discurre el
lápiz bajo las letras y entre las letras, delata la presencia y el modo, quizá,
lleva dentro un ansia viva de tener alas
y volar, acaso, se azotase con los desvelos y con los ecos imprecisos de todo lo cantado, hasta quedar dormido junto
al lívido fantasma de las meditaciones.
Será, tal vez, ¿qué también se soñase en sueños nobles, como los autores que
lee, y anhelara con aprehender el misterio mudo de todas las cosas?
¿Reconocerá, acaso, que la “aspiración poética” es “eje de la vida interior”?
¿Por eso el subrayado? Millares de libros hay en la biblioteca, y todas las
páginas buscan: expresar lo que es, el ser. Ser que ya somos.
¡Todo es espejo!
tu imagen te persigue
PAZ