Asaz soez
[Foto: Ap]
[A los mineros asesinados por asfixia sistemática]
El nefario impío, que a veces represento, el más viril y vil animal primitivo en el que me suelo transfigurar; suele referirse ecuménico sobre lo que para el orbe representa el cogito el coito y los occisos, sobre todo aquellos occisos, que bien en estos momentos, podrían estar en el coito o en el cogito, es decir, estar pensando o estar cogiendo.
Y ya si de asaz soez va la cosa, me parece pertinente expresar mi azoro ante la poca-madre-selva devastada que le estamos dejando a nuestro próximo prójimo presente y futuro; recapacitar aunque sea un poco, en que eso de andarle haciendo hoyos al planeta Tierra es una actividad mucho más antigua que la agricultura misma; millares y millares de años llevamos viviendo de la profundidad del suelo.
Sin embargo; aún seguimos ataviados a esta lo(gí)ca mundial que algunos jactanciosos suelen llamar progreso; y después de más de dos millones y medio de años, todavía no nos damos cuenta que la minería jode la tierra y mata humanos; y sólo nos contentamos porque a cambio obtenemos diamantes preciosos y enormes rascacielos, o tal vez, solamente, el simple carbón con que hacemos la parrillada los domingos.
Por eso, ese viril y vil animal primitivo que de a veces represento, en ocasiones suele transpirar metano o cizallar sus venas hasta que se le derrabe el alma en lo más hondo de sus ensimismamientos y solipsismos; también se ha dado el caso, que llega a sentir a modo de exabrupto la hervidera de un grisú; para intentar concebir al menos el intento de lixiviar el coraje del confort, la sensación de ser nefario con la de ser cadáver, muerto con una muerte vil, viril y profunda, muerte de tétrica bocamina, muerte de negligencia sindical, muerte de gobierno extraviado en el estado de derecho, muerte de transmisión en directo, muerte de ocho columnas, muerte corrupta, muerte puta hija del capital.
ROJAS
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